Mano de Buda

El Cidro Mano de Buda se caracteriza por la forma única de su fruto, formado por cinco o más segmentos que recuerdan a los dedos de una mano. Esta denominación aparece en un libro de botánica escrito en la época de la Dinastía Jin en China (266-420). Es una variedad cultivada desde hace cientos de años en Asia. Otra de sus características es la ausencia total de pulpa.

El árbol es vigoroso aunque de crecimiento lento; de porte redondeado y tendencia a abrir las ramas. Las flores jóvenes son púrpuras y aromáticas, siendo una variedad refloreciente. Las hojas son grandes, aromáticas, de color verde oscuro y brillantes. Los frutos están formados únicamente por una corteza fina y lisa, extremadamente fragante, con un fuerte pero agradable aroma. El albedo es comestible, grueso, blanco y de agradable bocado. Carece de pulpa.

Dado el fuerte aroma de su corteza, tradicionalmente se ha empleado como elemento decorativo, repelente de mosquitos o ambientador de armarios o estancias. Se consume su albedo fresco como postre, en platos salados (ensaladas, cremas, purés…) o en combinación con bebidas alcohólicas. Se confita en rodajas, que primero hay que cubrir con sal durante un mes para quitar el sabor amargo; después de lavarlas, se cuecen al vapor y se confitan. El dulce resultante es aromático y sabroso. En muchos lugares de Asia se le considera un signo de la buena fortuna.