Que desapareciera el paisaje agrícola era trágico a nivel personal pero también como ciudadano universal: una vez sepultas la tierra con cemento, es irrecuperable. V.T.

Propósito medioambiental y paisajístico

En torno a la colección se establecen múltiples acciones, entre las que se incluye la divulgación no sólo de los cítricos y su biodiversidad, sino también del paisaje citrícola valenciano, de las prácticas culturales respetuosas con el medio ambiente o del ecosistema que se establece en un medio de cultivo sin el empleo de pesticidas.

La finca es un microcosmos que reivindica la huerta tradicional valenciana, heredera de la tradición árabe, con un notable uso del agua en acequias y albercas, a medio camino entre el deleite y la productividad.

Aunque los protagonistas son las cidras, pummelos, (zamboas), limones, pomelos, naranjas, limas, kumquats o mandarinas, también hay lugar para otros frutales y para el cultivo de verduras y hortalizas estacionales como las alcachofas o cardos, plantas medicinales y aromáticas, especies ornamentales de rosales o jazmines, e incluso para las injustamente llamadas malas hierbas que, tras completar su ciclo, se reincorporan a la tierra en forma de materia orgánica. Aquí se crían además gallinas de Chulilla -autóctona de la zona- y palomos Peters, una raza de origen levantina, criada principalmente en Valencia. Estos aspectos representan el subproducto de la economía que tradicionalmente autoa bastecía a las alquerías valencianas.

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